No vamos a fingir frialdad legal: la sentencia del crimen de Samuel Luiz nos ha removido todo. Porque era necesario. Porque ya tocaba. Porque la justicia, aunque tarde, ha hablado con claridad. Lo mataron por maricón. Y ya nadie puede esconderlo bajo eufemismos de «pelea fortuita».
En julio de 2021, Samuel Luiz salió de fiesta en A Coruña. No volvió. Lo que empezó como insultos por estar hablando con su móvil, se convirtió en una paliza brutal que acabó con su vida. “Te vamos a matar, maricón”. Eso le gritaron. Él murió en el suelo. Ellos siguieron de fiesta. Literalmente.
Ahora, en 2025, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia ha dejado algo muy claro: no fue una pelea. Fue un asesinato con agravante de odio. Y eso cambia todo. Cambia el relato. Cambia la memoria. Y cambia la manera en que el sistema judicial se enfrenta (por fin) a los delitos contra el colectivo LGTB+.
La condena impuesta a los autores materiales va de 20 a 24 años de prisión. Se confirma que hubo saña, violencia extrema y una motivación clara: el desprecio a la orientación sexual real o percibida de la víctima.
Y aquí es donde queremos poner el acento: la orientación percibida. Porque Samuel no tenía que ser gay para que esto fuera un crimen homófobo. Solo tenía que parecerlo ante los ojos de un grupo de descerebrados. Y eso basta.
—Y si eso te suena a ti, si alguna vez bajaste el tono de tu voz en la calle, si escondiste la mano de tu pareja, si miraste atrás al pasar por un grupo… entiendes por qué esta sentencia importa tanto.
En este caso, la Asociación ALAS actuó como acusación popular. Gracias. Porque cuando el Ministerio Fiscal se queda corto, cuando la acusación particular no puede con todo, las asociaciones tienen que dar el paso. Y este es un ejemplo de cómo se hace bien: estrategia, pruebas, presión social, acompañamiento legal y mucha dignidad.
Desde SKYLINE Abogados lo decimos sin pudor: nos encantan las acusaciones populares valientes. Y, de hecho, las llevamos. Por convicción y por eficacia.
Esto no va sólo de Samuel: va de ti, de mí, de todxs. Lo que pasó con Samuel le podía haber pasado a tu amigo, a tu novia, a tu hijo, a ti. No fue una pelea de discoteca. Fue un linchamiento social legalizado por la pasividad de muchos.
Y aquí entramos nosotros. Porque no basta con llorar. Hay que denunciar. Hay que organizarse. Hay que llevar casos. Hay que construir precedentes. Hay que saber cómo se redacta una querella que incluya el artículo 22.4 del Código Penal.
—Ah, que no sabes cuál es. Es el que habla de delitos motivados por odio por razón de orientación sexual o identidad de género. Tranquilo, para eso estamos nosotros.
Si te ha pasado algo: no esperes a ser portada
Nos llaman cada semana personas que han sido insultadas, agredidas, despedidas, rechazadas o humilladas por ser quienes son. Algunas creen que no es «tan grave». Otras no saben si denunciar. Algunas no quieren remover el pasado. Y las entendemos. Pero también les decimos: no dejes que esto se repita. Ni en tu vida, ni en la de otrx.
En SKYLINE Abogados no preguntamos si llevabas tacones o con quién ibas. Preguntamos si quieres que lo paremos. Que lo denunciemos. Que lo llevemos a juicio. Porque sabemos hacerlo. Y porque sabemos cómo ganar.
Samuel no está, pero su caso puede cambiar muchas cosas, cada vez que se reconoce un delito de odio, el mundo se vuelve un poco más seguro para quienes nunca lo tuvimos del todo. Esta sentencia no nos devuelve a Samuel, pero obliga a mirar de frente el odio que mató.
Y también obliga a actuar. A montar estructuras legales que funcionen. A dar apoyo real. A construir bufetes como el nuestro: sin miedo, sin prejuicios, sin neutralidades cobardes.
Si te preguntas si deberías contar tu historia
La respuesta es sí. Y no solo en redes. Cuéntala a quien pueda defenderte. A quien la entienda sin explicaciones eternas. A quien la convierta en un proceso, en una demanda, en una estrategia. A quien te mire y te diga: «Vamos con todo. Porque tu historia, sí importa».
—Ya sabes dónde encontrarnos.